Entre los dedos se me congeló el tiempo
olvidé el ahora, el lugar, la tristeza
Agarré por instinto el júbilo
me di permiso
permiso de reconciliarme con lo espontáneo
Y donde las mariposas habían muerto
se soltaron luciérnagas...
con tantos colores y música
que hasta los árboles de pascua
me tuvieron envidia
Por medio segundo morí y nací
absorta, ingenua, liviana
con la libertad de los insectos
polinizadores de sensaciones