Hubiese resistido
pero entre tu aliento y tu abrazo cálido
se interpuso sedienta tu boca...
me contagiaste la sed... las ganas... los silencios
y cedí esclavizada por el espejismo
de todo el paisaje de tu cocina
muda testigo de nuestra fiebre nocturna
y maravillosa...
Paloma Negra
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