Te voy a contar un cuento, más corto no pudo ser. Se que lo
entenderás, en honor a la sabiduría de antaño.
Yo ya sabía que estaba
aquí... Un día iba por la calle, cabeza abajo, audífonos, medio cantando medio
apurada como siempre. Y choqué con unas pupilas que me hicieron un hoyo,
certero, profundo, quemante. Todo se paralizó, como cuando caminaban los
muertos en la antigua casa. Me di vuelta para corroborar y no vi nada. No se si
era o no, pero la sensación quedo en el aire. Entonces comprendí que el cuento
fue corto pero los puntos suspensivos siguen extendiéndose en las calles de San
Vicente
No hay comentarios:
Publicar un comentario