Llegas sabiendo que ya no hay candados
Impetuoso y sin pedir permiso alguno
Y mi puerta te recibe con gotas de lluvia
Y eres dueño de todo lo irresponsable
Conciente de todo lo concreto
Y descubridor de todo lo intangible
Y anclado a mi me vuelves barco
Con tormenta nocturna
Y perdida sublime en ese mar de sensaciones
Me voy convirtiendo en una desconocida
Y a la vez en la más auténtica
Desplegada y entregada a la muerte
Porque despues de ese momento no hay mas vida
Inventando palabras nuevas
Que no alcanzan a esbozarse
Y salen desarticuladas a encontrarse con el viento
Era yo el verso incompleto
Hasta que tu cuerpo terminó la frase
Eras el verso perdido
Cuando te encontró mi alma…
texto: Pamela Valdés González
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